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Instrumentos de escritura en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida: estiletes y espátulas RAFAEL SABIO GONZÁLEZ1 rafael.sabio@mecd.es JAVIER ALONSO2 franciscoj.alonso@mecd.es RESUMEN Este trabajo pretende analizar los diversos instrumentos de escritura localizados en las colecciones de dicho Museo, y más específicamente aquellos relacionados con el trabajo sobre la cera: el stilus o estilete y la espátula de cera. Una primera parte realizará una introducción sobre la cultura escrita en el territorio emeritense, los instrumentos de escritura romanos y ciertas generalidades sobre las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano; la segunda ofrecerá tras una breve introducción el catálogo completo de los estiletes y espátulas localizados en las colecciones del Museo; en la tercera se brindarán una serie de conclusiones derivadas del análisis de los materiales estudiados en el catálogo, haciéndose hincapié de especial modo tanto en su contexto como en su posible cronología. SUMMARY This paper analyzes the writing materials to be used on wax tablets located at the Spanish National Museum for Roman Art, fixing our attention on roman pens and wax spatulae. An introductory part tries to describe how deep integrated was literacy in the Roman Empire, followed by a catalogue of the until now non published items founded at the Museum; the final conclusion tries to shed light about the chronology and location of the materials, and finally about the use of wax on warm provinces of the Empire. 1 2 Conservador. Museo Nacional de Arte Romano. Facultativo de bibliotecas. Museo Nacional de Arte Romano. 481 RAFAEL SABIO GONZÁLEZ y JAVIER ALONSO 1. INTRODUCCIÓN 1.1. La cultura escrita en el territorio emeritense Durante los últimos años del periodo republicano apareció en las ciudades romanas una masa social de escasos recursos, como los artesanos o comerciantes3, que recibió algún tipo de educación; este grupo estuvo interesado en leer y estudiar, en aprender literatura, en copiar, regalar4 e intercambiar libros5, y más tarde, con la creación de las bibliotecas, en visitarlas y acceder a sus fondos. No eran intelectuales, sino profesionales con inquietudes o diversos motivos para querer leer libros de filosofía6, historia7, azar, juegos de pelota, natación, gastronomía o literatura erótica8. Esta idea se ve reforzada por Plinio, quien comenta en la introducción a su obra Historia Natural que su obra está escrita para campesinos, artesanos y finalmente para aquellos que tienen tiempo para estudiar9. De hecho, la lectura de las tablas de Vindolanda muestran un cierto nivel cultural entre personas no pertenecientes a las élites sociales (Bowman 1990, 4950). Más tarde, en el siglo IV, nos cuenta Libanio que las personas que iban a escuchar sus discursos eran artesanos, soldados y atletas10: como afirma Carmen Gallardo, lectores que buscaban la satisfacción personal, aprender y especialmente entretenerse y aliviar sus penas. Los restos arqueológicos que manifiestan el nivel de alfabetización en la antigua Hispania no se pueden comparar, desgraciadamente, con los hallados en lugares como Britannia, cuyos yacimientos de Vindolanda, Carlisle o Londres, han sacado a la luz multitud de hojas de madera usadas para escribir correspondencia, notas y demás usos efímeros. Tampoco tenemos la suerte de poder contar con depósitos de papiros como los encontrados en 3 4 5 6 7 8 9 10 11 482 Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) Oxyrhynco, Egipto. Algunos graffiti se hallan tanto en cerámicas como en inmuebles, siendo buen ejemplo de ello una inscripción de tipo erótico grabada sobre el fuste de una columna emeritense (García Iglesias 1976, 71). Pero tal testimonio no es algo comparable a los hallados en Pompeya. En cuanto a los documentos literarios, más allá de la epigrafía sólo se conservan, procedentes del territorio emeritense, un ladrillo y una teja con textos trazados sobre su superficie: el primero fue usado para escribir unos versos de la Eneida, mientras que la segunda contiene una epístola escrita “en un vulgarísimo latín” (Navascués de Juan 1956, 16.). Ambas piezas se datan en el Bajo Imperio y más específicamente en el siglo IV, si bien la segunda hay quien prefiere retrasarla hasta el III (Álvarez Martínez 2004, 280-284). Que se usara este tipo de material podría remitirnos a un fenómeno consustancial a un contexto especialmente aislado (el campo), si no a un momento en el que se hiciera notar de un modo puntual una ausencia general de soportes más propicios. Pero también nos lleva a pensar que el papiro no debía ser un material muy habitual en esta parte del Imperio tan alejada de Egipto. Y es que, a los altos costes de este producto, habría que sumar el mismo transporte, así como las trabas que ya menciona Plinio el Joven: la inopia chartae11, o problemas de abastecimiento. Tales impedimentos se podían subsanar empleando tabulae ceratae, ya que éstas solían ser usadas en las otras provincias como substituto del papiro por ser más baratas y de fácil elaboración. Desgraciadamente no se han podido encontrar en España restos lígneos de consideración. Y aunque ello podría comprenderse siguiendo la teoría de Furger, según la cual el extremo calor derretiría la cera y convertía las tabulae ceratae en inapropiadas para esta parte del Imperio (Furger 2009, 37), también podría deberse a otros motivos, como veremos más adelante. Vid. Cic, Phil. 2, 21. Cat, 14. P.GettyMus. acc. 76. AI. 57 muestra un ejemplo de circulación de libros en préstamo. Véase el ejemplo de Afiminio. Cic, Tusc. 4,3. Cic, Fun, 5, 52. “Y por qué hombres de ínfima condición ... se deleitan con la historia”. Ov, Tr, 2, 370-492. Plin, Nat. Hist.,1, prefacio 6. “humili vulgo scripta sunt, agricolarum, opificium turbae denique studiorum otisi”. Lib, Or. 36.8 y 47. Plin, Nat. Hist., 11, 89. Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) Instrumentos de escritura en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida: estiletes y espátulas FIGURA 1 Lámina con representación de naturalezas muertas al fresco donde se figuran diferentes instrumentos de escritura (Cassanelli 1997, 180). Frente a este desolador panorama, no todo son malas noticias: la densidad de inscripciones halladas no deja al territorio emeritense en mal lugar, sino todo lo contrario: un gran número de ejemplares epigráficos han podido localizarse en los núcleos urbanos de la antigua Hispania, siendo menos frecuentes en contextos rurales o campamentos militares. La sociedad que conformaba el espectro de Augusta Emerita refleja a través de las estelas funerarias su carácter esencialmente civil, así como su posi- ción económica nada desdeñable: un 45% de las estelas se tallaron en mármol, porcentaje que no se vuelve a repetir en ningún otro punto del conuentus emeritensis (Pando 2005, 192), quizás por ser una moda eminentemente urbana (Ramírez y Nogales 1995, 390-391). El 79% de la población urbana empleó el sistema onomástico romano, lo que da debida cuenta del nivel de romanización que se alcanzó (Pando, 2005, 213), mientras que en el territorium la cifra baja hasta el 56%. No hay muchos testimonios que nos permitan configurar la estructura del sistema educativo alcanzado en el territorio, pero sí se conoce alguna inscripción en la que se alude a gramáticos como Philodemus12. La presencia de gramáticos en Augusta Emerita, junto a su monumental teatro y testimonios como el llamado mosaico de los Siete Sabios13 o el pasarriendas de los filósofos aparecido en Morería14, aseguran la fuerte implantación de la Paideia helénica en la ciudad hasta finales del siglo IV o incluso comienzos de V. Como capital de la Lusitania y más tarde como sede del vicario de la Dioecesis Hispaniarum, esto es, como capital de Hispania, Mérida debería estar habitada por un estamento cultural relativamente amplio; se ha calculado que la población dedicada a la agricultura y FIGURA 2 Lámina con representación de una pintura de Herculano donde se figuran diferentes instrumentos de escritura. De izquierda a derecha: espátula, tabulla cerata, tintero, cálamo y rollo (Pitture antiche d'Ercolano II 1760, 55 pl. IX). 12 Inv. 14123. 13 Inv. 36202. 14 Inv. 7013-1143-3. 483 RAFAEL SABIO GONZÁLEZ y JAVIER ALONSO ganadería en el Imperio Romano se situaría en torno al 80% (Bang, 2008), lo que resta un 20% que se dedicaría a otras actividades que hubieran requerido de una superior educación. La existencia de un tabularium (Muñiz Coello 1982, nº 272)15 y de inscripciones relativas a él certifican la existencia de esta unidad administrativa, así como de otros profesionales que realizaban sus funciones dentro de la administración, como el adiutor16, el dispensatoris vicarius17 o el subprocurator18. Para completar este breve perspectiva sobre el nivel de alfabetización alcanzado en el territorio emeritense, la presencia de objetos relacionados con la escritura, tema del presente artículo, nos sugiere la vinculación de los mismos con la administración imperial, con la organización del ejército, con los negocios o con el segmento de la población que estaría en condiciones de leer o/y escribir. Uniendo todos los datos presentados, de hecho, podríamos vernos tentados a especular con que un considerable sector de la población habría adquirido cierto nivel educativo dentro del territorio emeritense. Su porcentaje exacto es difícil de cuantificar, y se verá acotado indefectiblemente por una doble circunstancia: en primer lugar, que las personas que fueran capaces de leer serían más que las que pudiesen escribir (de hecho, en los testamentos encontrados en Oxyrhynco no es raro que el suscriptor no haya escrito el documento); y en segundo lugar, que la población rural que entendiera la lengua de Roma no tuviese necesariamente por qué hablarla. Pero por ende, nada de esto nos impide que podamos seguir afirmando con seguridad plena que su número debió de ser bastante notable. Un último tema a tratar es el de la facilidad que tendría la población en el territorio emeritense para adquirir los diversos productos relacionados con la escritura. En el Edicto de Diocleciano aparecen 15 16 17 18 19 20 21 484 Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) referidos varios instrumentos junto a sus precios, sabiéndose de este modo que 5 estuches para estiletes (Theca) costaban 40 denarios19; 25 tablillas de madera de calidad óptima (Codicem Tabularum Optimum) 50 denarios; 16 hojas de pergamino (4 cuaterniones) 40 denarios20; un rollo de papiro (20 páginas) 46,25 denarios (Skeat 1982, 169-176); una libra de tinta 12 denarios; diez cálamos de Alejandría 4 denarios; y finalmente veinte cálamos 4 denarios. Por contraste y para dar una idea de los salarios, podemos recordar que el sueldo de un bracero era de 25 denarios al día, y el de un panadero de 50. Estos precios remiten a un periodo muy concreto, y sin duda variaron a lo largo del Imperio, así como en las distintas regiones del mismo. Un periodo de auténtica escasez pudo haberse hecho sentir en el extremo occidental durante el siglo III ante testimonios como el de la curiosa carta escrita en barro procedente de Salvatierra (Badajoz). Pero por contraste las ricas colecciones de instrumentos de escritura que vamos a presentar nos muestran muy a las claras la relativa facilidad de acceso que debió de existir a este material en la ciudad de Mérida durante un prolongado margen de tiempo. Antes de centrarnos en ellas debemos sin embargo hacer un alto en el camino para precisar algo más los diferentes objetos que nos podemos encontrar asociados al instrumental de escritura, así como las peculiaridades generales de los mismos. 1.2. Instrumentos de escritura Por norma general, los instrumentos de escritura se han dividido atendiendo al uso de la cera o de la tinta por las implicaciones que tales soportes conllevaban tanto en la organización como en la racionalización del trabajo, que requería de una estructuración previa, como se demuestra por la existencia en Ostia de inscripciones donde se atestigua una división entre scribae ceratii y scribae librarii21. CIL II, 486. AE 1935, 5 y 2002, 92. AE 1993, 911 (No está claro, vid. HEp 5, n.96). CIL II, 487. Edicto Diocleciano, 10, 17. Edicto Diocleciano, 7, 38. CIL XIV, 353; CIL XIV, 409; CIL XIV, 346; CIL XIV, 347; CIL XIV, 374. Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) Instrumentos de escritura en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida: estiletes y espátulas FIGURA 3 Estiletes de bronce con destacada decoración. De izquierda a derecha, nº cat. A1, A2, A3 y A4 (Dibujo R. Sabio). Comenzando por la escritura sobre cera, hemos de indicar de partida que su principal soporte eran las tabulae ceratae, unas tablillas de madera con un desbaste en su interior que, cubiertas de cera, permitían que se escribiera sobre ellas22. En las mismas se escribía gracias a los stili o estiletes, rayándose la cera para conseguir formar letras que en caso de error, se raspaban con la cabeza del stilus, la cual solía terminar en una pequeña espátula. Los stili o estiletes (γραφιον, graphium, stilus) son de origen incierto, pudiendo proceder de Grecia u Oriente. Se usaban con las tablillas de madera, tabulae ceratae23 aunque no fue ese el único empleo que se les dio: estiletes han aparecido relacionados con el trabajo de herrería, cerámica, cuero… e incluso como arma24, llevando al emperador Claudio a dar la orden de sustraer calamariae auc graphiariae thecae25. Fueron confeccionados en diversos materiales (bronce, hierro, hueso26 o marfil), siendo los de hierro los más abundantes y mejor estudiados. Tienden a contar con tres partes diferenciadas: la punta con la cual se podía escribir sobre cera; el mango/vástago que a veces presentaba un ensanchamiento más o menos pronunciado para facilitar su aprensión; y la cabeza, que suele terminar en una espátula con la que se podían realizar pequeñas correcciones, como borrar letras o palabras en la cera sobre la cual se escribía (de hecho, la expresión stilum uertere o “volver el estilete” equivalía a corregir la escritura). En cuanto a la forma que podían adoptar, los estiletes de hierro suelen ser más bastos y simples, pues tenían que forjarse individualmente, mientras que los 22 CIL VI, 9841 inscripción funeraria de un fabricante de tablillas; Sobre su lugar en la sociedad, Apolodoro de Caristo escribió una obra titulada El fabricante de tablillas de Cera. 23 Plauto, Bac, 715: “stilum ceram et tabellas lignum”. 24 Plut, Moralia, 968 E. 25 Suet, Claud, 35. 26 Plin, Nat. Hist., 34, 139, 14. 485 RAFAEL SABIO GONZÁLEZ y JAVIER ALONSO de bronce podían ser fundidos, lo cual permitía que pudieran desarrollar una decoración de diferentes tipos (Manning 1985, 85-87). Ello no impide que se hayan localizado algunas piezas de hierro decoradas, pero son las menos. Igualmente, algunos ejemplares presentan ranuras y acanaladuras efectuadas a lima y buril, que embellecen la forma del mango: éstas estaban destinadas a recibir hilos metálicos (Schaltenbrand Obrecht 1998, 201-205), determinándose a través de recientes estudios en los que se han analizado los metales residuales de tales hendiduras que se trataría más específicamente de capas metálicas que imitarían el color del oro y provocarían contraste con el tono oscuro del hierro o bronce (Schaltenbrand Obrecht 2009, 11-15). Los estiletes de hueso se diferencian de los fabricados en metal en que suelen terminar en una cabeza globular, ovalada o en forma de aceituna. Esto resulta problemático, ya que en muchos casos no se puede asegurar su segura función como instrumento de escritura ante la ausencia de una forma espatulada en su cabeza (Schenk 2008, 56). Se pueden dividir según la forma del vástago en dos tipos: cónicos y bicónicos. Los primeros aparecen hacia el S. II a.C. (Pallarés 1979, 147-182) y los segundos durante la dinastía Flavia (Gostencnik 2001, 384), mientras que los últimos producidos intentan imitar la forma de los estiletes metálicos (Gostencnik 1996, 110). A diferencia de las plumas para escribir con tinta, son instrumentos frecuentes. Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) cera, por lo que era necesario verter nuevas capas de cera hervida en las tabulae y esparcirlas por la superficie uniformemente. Las espátulas eran requeridas por ello para alisar la capa de cera. Suelen presentar forma triangular y lisa, hallándose por lo general elaboradas de hierro. Como variedad tipológica se distingue un segundo tipo que está formado por espátulas dobles. Las espátulas suelen terminar en una cabeza en forma de “pomo”. Se podría pensar a primera vista que se trata de escoplos de albañilería, pero, debido a su pequeño tamaño, a su finísimo filo y a que no presentan marcas de haber sido golpeadas, se debe descartar esta posibilidad. Merten ahonda en los usos del “pomo” (Merten 1985, 30), pues serviría para rellenar de las esquinas de las tabulae, esparcir uniformemente la cera, así como para borrar parte del texto escrito. El empleo de tales piezas como material de escritura está atestiguado por su presencia en contextos funerarios junto a otros instrumentos de escritura, así como por su representación en diversas pinturas, mosaicos y estelas funerarias junto a otros instrumenta scriptoria. Algunos ejemplares de hueso llevaban inscritos el nombre del dueño. Por contraste, otras piezas podían presentar inscripciones de tipo jocoso o erótico tales a hego scribo sinem manum (Feugere 2000, 227-229) y a amica dulces lasciva Venus (Schaltenbrand Obrecht 2009, 11-15). En relación a la escritura sobre tinta, el soporte principal era el papiro, material elaborado a partir de la planta del mismo nombre y que adoptaba forma de rollo. Esta planta crecía en Mesopotamia, Siria o Sicilia, pero fue en Egipto donde se le dio el uso como materia escritoria ya desde el tercer milenio a.C. (Emery 1961). Según testimonios de Plinio, había varios tipos según su calidad, forma y procedencia27. Este mismo autor también describe los distintos tipos de tinta para escribir28. Otro tipo de soporte lo constituyeron tablillas de madera lisas29, destacando a tal efecto el uso de unas hojas de madera finas susceptibles de plegarse sobre sí: las más conocidas son las halladas en Vindolanda, en uno de los campamentos del muro de Adriano. Como tercer protagonista de la escritura en cera debemos mencionar las espátulas. Tanto la escritura como las correcciones ocasionaban una pérdida de Para la aplicación de la tinta debieron de utilizarse plumas y pinceles. Sin embargo, el instrumento de escritura mejor definido en este ámbito era el cála- 27 Plin, Nat. Hist., 13,74. Hieratica, Augusta Regia, Liviana, Amphitheatrica, Fanniana, Saitica, Taetonica, Emporetica. 28 Plin, Nat. Hist., 35, 41-43. 29 Plin, Nat. Hist., 13.30. 486 Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) Instrumentos de escritura en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida: estiletes y espátulas mo30 (ξαλαμος, calamus31), con el que se escribía sobre papiro, tablillas32 y más tarde sobre pergamino. Se estimaban especialmente los que provenían del Nilo, seguidos de los de Cnido y los de Armenia33. Se componían de un tallo de caña alargado y no muy grueso al que se aplicaba un corte en un extremo. Cuando se desgastaban se afilaban con piedra pómez34 o con un cortaplumas (σμιλα35, scalprum librarium36) de hoja estrecha y puntiaguda. A partir del siglo I d.C. aparece otro tipo chapado en bronce y cuyo uso parece haber sido cotidiano; otros se hayan elaborados en hueso. El uso de los cálamos va indisolublemente unido al de los tinteros o atramentaria. Los tinteros usados en Roma (atramentaria, atramentum librarium) eran recipientes que contenían la tinta con la cual se escribía sobre papiro. Presentaban paredes verticales, cubiertas por una boca invasada con una abertura en su centro para apoyar el cálamo y permitir que la tinta se deslizara al interior del recipiente, como indica Macarena Bustamante al describir los atramentaria identificados en Mérida. Podían ser piezas de muy distintos materiales, conociéndose de vidrio, cerámica (común o sigillata), metal (bronce) o incluso de materiales perecederos (Bustamante 2007, 527). La tipología podía igualmente ser muy variada, soliendo mostrar cuerpo simple o doble con módulos independientes para usar con tintas de distinto tono (seguramente negra y roja). Entre los de cuerpo doble destacan uno hallado en Cnossos (Depeyrot, 1986, 113-163) y otro procedente de Magdalensberg, sobre el que aparece la inscripción Pur(puram) cav(e) mal(am) (Öllerer 1998, 121-155). Durante el Alto Imperio los tinteros metálicos disponían de tapaderas sujetas por un cierre que permitía una mejor conservación de la tinta impidiendo su secado. Cuando éstos se han encontrado en yacimientos sin la correspondiente tapadera, se han identificado o confundido como pyxides (Bozic 2004, 35). 30 31 32 33 34 35 36 1.3. Instrumentos de escritura en el MNAR Las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano son notablemente ricas en materiales correspondientes a la totalidad del periodo imperial, y no sólo cuantitativa, sino también cualitativamente. Sus fondos albergan importantes conjuntos escultóricos y musivarios, una envidiable colección epigráfica y, gracias a las adquisiciones de los últimos años, un nutrido y completo lote numismático. Pero también suponen un referente dentro del panorama nacional en lo que a las artes industriales se refiere. La práctica totalidad de los tipos cerámicos en uso durante el alto imperio tienen cabida en ella, y junto a ellos todo género de piezas en vidrio, bronce, hierro, hueso y otras materias. Pese a lo imponente del panorama que cubre, llama la atención la escasez de publicaciones monográficas sobre sus colecciones de artes industriales. El vidrio mereció la atención de Caldera Castro hace ya años, y en el campo de la cerámica, tras un trabajo parcial de Sánchez Sánchez sobre la cerámica común en el que apenas se cubrían los números más bajos de la colección, durante los últimos años han sido publicados gran parte de las lucernas por Rodríguez Martín, así como algunas de las variantes de la terra sigillata por Jerez Linde. Frente a ello, las colecciones de bronce, hierro y hueso se hallan prácticamente inéditas. Su variedad tipológica y funcional es cuantiosa, y su número total casi inabordable, lo cual, unido a lo difícil de la catalogación de ciertos ejemplares ante la ausencia de referentes monográficos dentro del panorama bibliográfico peninsular, explica de algún modo esta situación. Sí cabe destacar que en auxilio del conocimiento de estos objetos ha acudido la implantación del programa informático DOMUS, al que se han ido volcando Marc, 14, 38. Cic, ad Att., 6,8,1. Marc, 14, 3. lin, Nat. Hist., 16, 157. Anth. Pal, 6, 63. Anth. Pal, 6, 62, 67, 295. Suet, Vitell., 2. 487 RAFAEL SABIO GONZÁLEZ y JAVIER ALONSO en campañas sucesivas un número cada vez mayor de los fondos del Museo. Una vez organizado el sistema de volcado, en las sucesivas campañas se han cubierto paulatinamente la totalidad de las colecciones de hueso, bronce y más recientemente hierro, todo lo cual, unido al útil motor de búsqueda del programa, ha facilitado bastante y facilitará el desarrollo de empeños selectivos como el presente. El catálogo de instrumentos de escritura que nos disponemos a presentar se halla centrado en aquellos más específicamente vinculados al trabajo sobre tablillas de cera, como son los estiletes y las espátulas. Dejamos por ello a un margen todos aquellos otros objetos relacionados con la escritura en tinta, sean activos (cálamos, plumas y pinceles) como pasivos (soportes diversos y tinteros). Ello se debe por una parte a que no tenemos constancia de la conservación en Mérida de ningún instrumento activo, lo que seguramente implique un empleo generalizado en su entorno de piezas realizadas en materias más fácilmente degradables que los metales y el hueso (nos estamos refiriendo a plumas, maderas y otras materias orgánicas). Por otra parte, en lo referente a los instrumentos pasivos podemos encontrar, sí, algunos tituli picti realizados sobre soportes más duraderos que los convencionales, como el estuco (véase el ejemplo de la inscripción a Némesis) o incluso la cerámica, pero no es lo habitual. Para el caso de los tinteros nos encontramos con un problema distinto, y es que a día de hoy las colecciones cerámicas del Museo aún no se hallan completamente documentadas dentro del sistema informático, haciendo por el momento inabordable la consulta de la totalidad de Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) las piezas existentes en la institución en relación al tipo específico que nos interesa. Hemos de hacer notar pese a esto último que sí hemos localizado algunos ejemplares elaborados en terra sigillata sudgálica37, paredes finas38 y quizá también cerámica común39, siendo posible sumarles, con más dudas pero en este caso a partir de la consulta de los fondos completos del Museo, varias piezas elaboradas en bronce40. Otros objetos ofrecen una relación más dudosa con nuestro propósito. A tal efecto deberíamos destacar la existencia de piezas de glíptica con relieves en negativo que bien pudieran haber sido usadas para efectuar impresiones sobre cera, algo muy próximo al ámbito de la escritura. También con cierto carácter de afinidad funcional debemos citar la presencia en nuestras colecciones hasta de tres compases41: por su naturaleza misma resultan cercanos a nuestro mundo, pero sin duda se hallan más próximos al del dibujo técnico. Correspondientes a un uso pictórico, pero sin poder determinarse con qué fin exacto, se conocen además algunos ejemplares cerámicos que contienen pigmentos en su interior42. Otros objetos resultan difíciles de incluir en nuestra categoría no tanto por su utilidad como por el carácter incierto de la misma. Una tablilla de marfil con la representación incisa de la letra B y con un clavo en su centro, sólo puede conjeturarse que estuviera destinada, en función de la aparición del citado clavo, a ser fijada en algún lugar43; cualquier hipótesis sobre el propósito de esta circunstancia es casi imposible de determinar, pero sí podemos concluir que no se trata 37 Las piezas volcadas al programa DOMUS a día de hoy llevan los números de inv. 11597, 19950, 30505, 31980, 32104, 32152. La primera es de procedencia desconocida, la tercera procede de las excavaciones en el templo de Diana y las restantes fueron localizadas en varias de las campañas llevadas a cabo en el solar de la Alcazaba, tan pródigo en hallazgos de este tipo gracias a la existencia dentro de su recinto de un importante vertedero de época romana. Sus formas se corresponden con las tipologías Hermet 18, Ritterling 13 y T.S.H. 51. 38 Inv. 11015. 39 Se trata del ejemplar inv. 11075 que, aunque con reservas, podría consistir en uno de esos grandes tinteros colectivos utilizados por varias personas a la vez en ambientes administrativos. 40 Inv. 7394, 7398, 13697, 23696, 26557 y 30505. 41 Inv. 349, 23288 y 29965. 42 Se trata de dos pequeños recipientes procedentes de la Rambla de Santa Eulalia, y ya fueron incluidos por Macías en el inventario de 1910 bajo los números 410 y 411. 43 Inv. 8821. 488 Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) Instrumentos de escritura en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida: estiletes y espátulas en todo caso de una tablilla de cera. Un caso semejante lo constituye el de un pequeño aplique de bronce de forma acorazonada44, que pese a asemejarse a las tapas de las cajas empleadas para guardar los sellos, sin embargo debe descartarse por su excesivo tamaño, así como por la disposición horizontal de su elemento de ensamblaje. 2. CATÁLOGO A lo largo del presente apartado nos disponemos a presentar el catálogo completo de todos aquellos objetos que hemos podido seleccionar como posibles instrumentos de escritura vinculados al manejo de las tablillas de cera. Vamos a tratar de incluir únicamente aquellas piezas con un razonable margen de dudas respecto a su identificación como instrumentos asociados a la escritura, lo cual nos ha obligado a desechar muchos otros objetos que pese a lo incierto de su uso, no mostraban ningún tipo de indicio favorable de cara a su inclusión efectiva en nuestro grupo. Un problema especial lo han constituido de hecho los instrumentos quirúrgicos, muy abundantes en el contexto emeritense y al mismo tiempo peligrosamente afines a algunos de los objetos empleados en el trabajo con tablillas de cera, llegando a darse el caso, dentro del conjunto de los estiletes, de que una forma idéntica haya sido adscrita funcionalmente tanto al ámbito de la medicina como al de la escritura. Hemos procurado ser prudentes al respecto, y en todo caso asumimos que algunas de las piezas incluidas en nuestro catálogo puedan haber tenido un uso diferente al que les atribuimos. Antes de seguir debemos realizar algunas matizaciones terminológicas. Dado que no existen referentes sistemáticos en castellano, nos hemos visto obligados a adoptar e incluso traducir varios de los vocablos usados en la bibliografía de otros idiomas, tanto para la designación de los objetos en cuestión como para la de las distintas partes de éstos. De este modo, vamos a traducir en primer lugar stilus como estilete: el uso del diminutivo creemos que entraña una menor confusión terminológica que el de estilo, dada la similitud semántica de este último vocablo con el usado en el ámbito de la descripción artística y decorativa, tan próximo a nuestros propósitos. Tal vocablo es de hecho un trasunto exacto del empleado para tal objeto dentro del contexto francés, y de él lo hemos tomado. Entre las partes del estilete vamos a distinguir tres, de un extremo a otro. A la primera la denominaremos cabeza45, que no entraña riesgos de sobreinterpretación funcional (como lo haría el de “borrador” empleado en la bibliografía inglesa) pero tampoco de confusión terminológica (como lo haría el de “espátula”, que de hecho emplearemos para definir al otro objeto protagonista del presente catálogo) o incluso tipológica (dado que existen estiletes carentes de terminación espatulada, y en especial entre los ejemplares de hueso); ello no impedirá sin embargo que podamos emplear el término espátula para definir en su caso la forma presente en determinadas piezas. La segunda parte recibirá el nombre de mango, dado que aún ante objetos de funcionalidad dudosa (como piezas también asociables al ámbito médico), tal uso sigue resultando indiscutible. A la tercera parte le daremos el nombre de punta, presumiendo aún en los ejemplares que carecen de ella, que debieron de mostrar cierto adelgazamiento en el extremo opuesto al de la cabeza. El otro objeto estudiado en nuestro catálogo es la espátula. Sin entrar en polémicas respecto a su adscripción segura a nuestro ámbito, la definiremos en principio como tal, y no como “espátula de cera”, una expresión sin duda más acorde a la certeza de su uso, que es algo que no podemos aseverar completamente para dos de los tres ejemplares presentados. Entre sus partes y sin mayores precisiones, recuperaremos de la descripción del estilete el empleo de los términos cabeza y mango; por contraste, al tercer elemento lo denominaremos hoja. La ordenación de las fichas atenderá a su tipología en primer lugar, a su materia en segundo lugar y a la presencia de una destacada decoración en tercer lugar (dadas sus posibles implicaciones cronológicas, según 44 Inv. 9899. 45 Este vocablo está traducido de la bibliografía alemana. 489 RAFAEL SABIO GONZÁLEZ y JAVIER ALONSO Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) algunos estudios). Ya tras el manejo de estos parámetros y de un modo más específico en el caso de los estiletes, se reagruparán igualmente a partir de la forma de su cabeza (rectangular, trapezoidal o triangular), de su punta (sin solución de continuidad con el vástago, con adelgazamiento de su grosor respecto al vástago e independiente del vástago) o a partir de la forma del mango en cuestión (circular o rectangular). Cada ficha se compondrá de cuatro campos. El primero, tras enunciar el número de catálogo, procederá a identificar el objeto por su nombre y materia, de modo que sea más fácil saber a primera vista a qué objeto estamos haciendo referencia en cada ficha. Entre paréntesis se ofrecerá el número de inventario asignado por el Museo al ejemplar en cuestión. Este primer campo se cerrará en fin con las dimensiones generales del ejemplar, enunciándose siempre el tipo de medida, el patrón métrico y en su caso si se trata del máximo de una dimensión variable. El segundo campo indicará la procedencia específica del objeto, añadiéndose entre paréntesis un punto más específico de la misma o alguna apreciación al respecto: la mayoría, tal y como veremos en las conclusiones, deben proceder de Mérida, y redundar en esta observación creemos que es aportar un dato innecesario. El tercer campo describirá objetivamente el objeto, de una punta a la otra (en el caso de los estiletes se comenzará por la cabeza y se concluirá en la punta opuesta, pasando por el mango). Finalmente, el cuar- to y último campo se destinará a realizar cualquier tipo de observación sobre la pieza en cuestión, ahondando en aspectos asociados a su contexto de hallazgo, su posible uso, la funcionalidad de sus elementos o sus paralelos. La práctica totalidad de las piezas permanecen inéditas. Es por ello que omitimos la inclusión de un campo específico para la bibliografía. En caso de que se hallaran publicadas, la referencia bibliográfica se incluiría mediante una nota a pié de página en el campo dedicado al comentario, donde además se hará referencia expresa a su publicación. Respecto a cualquier tipo de apreciaciones cronológicas, se prefieren relegar al apartado dedicado a las conclusiones, dado que éstas suelen ser de índole altamente especulativa al carecerse de contextos claros para el hallazgo de los distintos ejemplares. A) Estiletes A1. Estilete de bronce (inv. 29267). Long. 11,8 cm. Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto por cabeza, mango y punta. La cabeza, de 1 cm. de longitud por 0,5 de anchura, presenta forma de espátula rectangular. El mango, de sección circular y con un grosor máximo de 0,5 cm., muestra una compleja decoración en la que se aprecian varios registros desde el extremo de la espátula hasta la punta: el primero está compuesto por estrías horizontales; el FIGURA 4 Estiletes de bronce. De izquierda a derecha, nº cat. A1 a A16 (Fotografía A. Osorio Calvo). 490 Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) Instrumentos de escritura en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida: estiletes y espátulas segundo por dos cuerpos, separados por una doble anilla, en cada uno de los cuales se desarrollan varios frentes facetados que marcan en su sucesión un motivo en zig-zag transversal al sentido del mango; el tercero se compone de estrías oblicuas; el cuarto es igual que el segundo; el quinto desarrolla nuevamente el motivo de las estrías oblicuas; y el sexto y último es idéntico al segundo y el cuarto. La punta, que se inicia con un grosor ligeramente superior al del mango, es de forma cónica, mostrando cierto desgaste en su extremo. Comentario: Se trata de la pieza de más cuidada decoración entre todas las incluidas en nuestro catálogo. Los motivos empleados en el vástago de la misma resultan muy similares a los presentes en la pieza A2, lo cual, unido al conocimiento del contexto de hallazgo de este último ejemplar, podría redundar en consideraciones de índole cronológica cuyo comentario se procederá a efectuar en el apartado dedicado a las conclusiones. Por lo demás, el desgaste apreciable en el extremo de la pieza podría ser consecuencia de su uso. A2. Estilete de bronce (inv. 13380). Long. 4 cm. Procedencia: Casa del Mitreo (al pie de las termas). Descripción: Fragmento de estilete, correspondiente a la cabeza y la mitad del mango del mismo. La cabeza, de 0,7 cm. de largo por 0,6 de anchura máxima, presenta forma de espátula rectangular. El mango, de un grosor regular de 0,3 cm., está decorado, en la parte conservada, con un total de dos registros decorativos: el primero está compuesto por dos cuerpos, separados por una doble anilla, en cada uno de los cuales se desarrollan varios frentes facetados que marcan en su sucesión un motivo en zig-zag transversal al sentido del mango; el segundo consiste en varias estrías oblicuas. Comentario: Los motivos empleados en el vástago del ejemplar resultan muy similares a los presentes en la pieza A1 del presente catálogo. Ello, unido a la existencia de un contexto de hallazgo claro para el objeto, puede repercutir en consideraciones de índole cronológica cuyo comentario se procederá a efectuar más adelante, en el apartado dedicado a las conclusiones. A3. Estilete de bronce (inv. 29216). Long, 9,8 cm. Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar casi completo, compuesto por cabeza y mango. La cabeza, de 1 cm. de longitud por 0,6 cm. de anchura, presenta forma de espátula rectangular. El mango, de sección circular y con un grosor general de 0,3 cm., se ensancha hacia el extremo en el que debió de situarse la punta hasta terminar en un frente plano, que presenta un orificio en su centro, llegando a alcanzar en dicho ensanchamiento hasta los 0,8 cm. de grosor. Carece de cualquier tipo de decoración en la mayoría de su recorrido, y únicamente cuando se aproxima al extremo en el que se situase la punta desarrolla por espacio de 1,3 cm. hasta tres registros decorativos, separados por incisiones: el primero se compone de una banda con estrías oblicuas; el segundo de una banda semejante a la anterior pero con las estrías en sentido contrario; y el tercero de varios frentes facetados que desarrollan en su sucesión un motivo en zig-zag transversal al sentido del mango. Comentario: El engrosamiento y la sucesión de motivos presente en el extremo del mango más próximo a la punta pudieron estar destinados a facilitar su sujeción por parte del usuario del estilete. La punta, aunque perdida, debió de ir inserta en el orificio del extremo engrosado, pudiendo haber estado realizada en una materia distinta al del resto de la pieza (y más concretamente en hierro), para así propiciar su mayor duración o incluso su posibilidad de substitución en caso de ruptura. A4. Estilete de bronce (inv. 7598). Long. 9 cm. Procedencia: Desconocida (Almacén del teatro romano). Descripción: Ejemplar casi completo, compuesto de cabeza y mango. La cabeza, de 1 cm. de longitud por 0,7 de anchura máxima, presenta forma de espátula trapezoidal. El mango, de sección circular y con un grosor regular de 0,5 cm., concluye en un frente plano. Su acabado es en apariencia liso en la mayoría de su recorrido, recibiendo decoración únicamente en sus dos extremos. En el más próximo a la cabeza, ésta consiste en un motivo zoomorfo, y más concretamente un pez, de cuya cola surge la espátula y tras cuyas fauces, quizá barbadas, emerge el vástago en cuestión, mediando entre uno y otro un motivo anillado. Ante la disposición del citado motivo zoomorfo la pieza tiende a aplanar su perfil en sentido contrario al 491 RAFAEL SABIO GONZÁLEZ y JAVIER ALONSO de la espátula, de modo que el motivo presenta dos caras similares, siendo a destacar en la figuración del pez la representación tanto de sus ojos (por medio de dos círculos concéntricos), como de lo que parecen ser unas barbas, debajo de sus fauces y en pronunciado relieve. Por lo que respecta a la decoración dispuesta en el extremo próximo a la punta, ésta consiste en principio en una simple sucesión hasta de tres motivos anillados. Comentario: La figuración del pez podría identificarse de un modo más específico con la de un delfín, en base a los paralelos iconográficos existentes en otra clase de soportes. Por otra parte debemos añadir que la pieza muestra en general muchas concreciones, y aunque en apariencia el mango es totalmente liso en su parte intermedia, próximas al motivo zoomorfo y asociadas a una de las caras del mismo parecen intuirse unas formas en relieve susceptibles de ser interpretadas, si bien con muchas reservas, como una inscripción. Sabemos por paralelos fuera de la Península Ibérica de la existencia de inscripciones sobre estiletes, abundando aquellas en las que se da constancia del nombre de su propietario. Por su aparente longitud y de poder identificarse como tal, la presente en nuestro ejemplar podría identificarse con una de este tipo. A5. Estilete de bronce (inv. 23692). Long. 5 cm. Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Fragmento de estilete, correspondiente a la cabeza y la mitad del mango del mismo. La cabeza, de 0,7 cm. de longitud por 0,5 de anchura, muestra forma de espátula rectangular. El mango, en su parte conservada, plantea un desarrollo en general continuado, si bien tiende a engrosarse levemente hacia el extremo de la punta, presentando en la zona de la cabeza 0,3 cm. de grosor y en la de la punta hasta 0,4. No se aprecian restos de decoración en la porción conservada. Comentario: Las múltiples concreciones del ejemplar, así como su conservación parcial, no descartan que pudiera haber mostrado algún motivo decorativo, bien por debajo de las concreciones, bien en el extremo ocupado por la punta, tal y como sucede por ejemplo en la pieza A3 del presente catálogo. A6. Estilete de bronce (inv. 7558). Long. 5,7 cm. 492 Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) Procedencia: Desconocida (Almacén del teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto por cabeza, mango y punta. La cabeza, de 0,9 cm. de longitud por 0,4 de anchura, presenta forma de espátula rectangular, estando decorada con varias incisiones triangulares en los bordes de sus frentes mayores (dos y dos en los respectivos ángulos de uno de los frentes; tres y dos en el opuesto), así como por dos líneas paralelas ya casi en su punto de unión con el mango. Igualmente muestra restos de un sobredorado persistente en algunos de los puntos sobresalientes de las dos caras planas de la espátula. El mango, de sección circular y con un grosor regular de 0,3 cm., carece de decoración en la totalidad de la porción conservada. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, hallándose muy desgastada. Comentario: La base de datos del Museo interpreta el objeto como un instrumento médico, y más específicamente como un cauterio, a partir de las indicaciones ofrecidas en la obra de Borobia Melendo sobre el material médico en la Hispania romana. Nosotros preferimos interpretarlo como un posible estilete de escritura. En tal caso, sí que se haría notoria su reducida longitud. Ésta quizá esté relacionada con la posible asociación de este ejemplar específico al ámbito de la enseñanza infantil, algo que afectaría también a la siguiente pieza del catálogo. Al margen de estas apreciaciones funcionales, la punta, elaborada en la misma materia que el resto de la pieza, se encuentra bastante desgastada por el uso, tal y como sucede en el caso de la pieza A1 de nuestro catálogo. En fin, el sobredorado apreciable en la zona de la cabeza es posible que afectara en origen a la totalidad del ejemplar, entrañando un carácter netamente decorativo. A7. Estilete de bronce (inv. 7560). Long. 5,6 cm. Procedencia: Desconocida (Almacén del teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto por cabeza, mango y punta. La cabeza, de 1,1 cm. de longitud por 0,4 de anchura máx., presenta forma de espátula rectangular, estando decorada con varias incisiones paralelas, en número total difícil de cuantificar como consecuencia del estado de conservación Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) Instrumentos de escritura en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida: estiletes y espátulas de la pieza. El mango, de sección circular y con un grosor regular de 0,3 cm., carece de cualquier tipo de decoración en la totalidad de la porción conservada. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, hallándose muy desgastada. Comentario: Como en el caso de la pieza A6 de nuestro catálogo, podríamos hallarnos ante un ejemplar asociado al ámbito de la enseñanza infantil. Así se desprendería al menos de lo reducido de su tamaño. A8. Estilete de bronce (inv. 7262). Long. 10,6 cm. Procedencia: Desconocida (Almacén del teatro romano) Descripción: Ejemplar completo, compuesto por cabeza, mango y punta. La cabeza, de 1,5 cm. de longitud por 0,7 de anchura máxima, presenta en principio forma de espátula trapezoidal, con el extremo menor situado en su terminación externa. El mango, de sección circular y con un grosor regular de 0,3 cm., va adelgazándose hacia la punta. Aparentemente es liso, si bien las múltiples concreciones presentes en la pieza impiden determinar con seguridad si contó con algún tipo de decoración. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango. Comentario: La inversión en la disposición de la forma del trapecio en la cabeza resulta algo anómala entre los estiletes. Ello podría deberse a una simple singularidad tipológica, pero también podría ser efecto del deterioro de la pieza, hallándonos por lo tanto ante una espátula rectangular con los bordes muy deformados. Otra explicación partiría de la posibilidad de que la pieza en cuestión se asocie a un ámbito distinto al de la escritura, en cuyo caso pasaría a poder vincularse también con el de la medicina. A9. Estilete de bronce (inv. 29211). Long. 7,9 cm. Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto por cabeza, mango y punta. La cabeza, de 0,9 cm. de longitud por 0,7 de anchura máxima, presenta forma de espátula trapezoidal. El mango, de sección circular y con un grosor regular de 0,3 cm., va adelgazándose en su tercio final hasta la punta. Aparentemente es liso, si bien las múltiples concreciones presentes en la pieza impiden determinar con seguridad si contó con algún tipo de decoración. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, hallándose muy desgastada. Comentario: Sin llegar a alcanzar las reducidísimas dimensiones de los ejemplares A6 y A7, la pieza muestra un tamaño que bien podría hacernos pensar en su asociación al ámbito específico de la enseñanza infantil. A10. Estilete de bronce (inv. 30117). Long. 13,1 cm. Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto por cabeza, mango y punta. La cabeza, de 1,6 cm. de longitud por 1 de anchura máxima, presenta forma de espátula trapezoidal. El mango, de sección circular y con un grosor regular de 0,4 cm., carece de cualquier tipo de decoración. Finalmente, la punta emerge del mango por medio de un estrechamiento producido en el vástago que compone este último. Su longitud es notable, alcanzando los 4,5 cm. de longitud y adoptando un grosor de 2 cm. desde su arranque hasta prácticamente su terminación. Comentario: Existen paralelos externos a tan interesante forma46, que constituye en sí un ejemplar sobrio y utilitario, con una espátula ancha y una punta capaz de sufrir un uso prolongado sin por ello permitir que el desgaste propio de la materia en la que está realizado comprometa la ejecución de un trazo fino sobre la cera. A11. Estilete de bronce (inv. 5918). Long. 5 cm. Procedencia: Necrópolis oriental. Zona del Silo. Descripción: Fragmento de posible estilete, correspondiente a la cabeza y parte del mango del mismo. La cabeza, de 0,6 cm. de longitud por 0,8 de anchura máxima, presenta forma de espátula triangular, con el filo levemente curvado. El mango, de sección circular y con un grosor regular de 0,3 cm., carece de cualquier 46 Aunque con la cabeza rectangular y menos desarrollada, podemos citar la existencia de una pieza con un desarrollo muy similar en Poitiers. Bertrand 2007, 30. 493 RAFAEL SABIO GONZÁLEZ y JAVIER ALONSO tipo de decoración en la porción conservada. En el punto de la fractura de este último se aprecian algunos puntos dorados. Comentario: El catálogo sistemático del Museo identifica la pieza como una espátula, sin duda en función de la forma presente en el área de su cabeza. Nosotros preferimos interpretarlo como un posible estilete de escritura. El ejemplar fue ingresado en el Museo a consecuencia de las excavaciones practicadas por Serra Rafols en la necrópolis oriental durante el año 1945. Sin embargo y pese a que consta incluso el número de la relación de entrega (el 195), se carece de información más específica sobre el contexto específico en el que fue hallada. En las memorias del Museo del año correspondiente a su ingreso (Álvarez Sáenz de Buruaga 1946) no parece hallarse citada de un modo expreso, algo que sucede igualmente con otros objetos que se entregaron en dicha institución durante el mismo año y en circunstancias similares. Ello nos conduce a que para determinar su contexto específico sólo cabe acudir a los listados de entrega del arqueólogo excavador, una documentación en principio no localizada en el Museo. Atendiendo por el momento a la parcial información ofrecida por la ficha del catálogo sistemático, podremos apenas aseverar su localización en un entorno funerario, siempre sin poder precisarse si formó parte de un ajuar o si apareció en otras circunstancias. En otro orden de cosas y para concluir, los puntos dorados presentes en la fractura del mango, más que de una decoración sobredorada parecen producto de la presencia de una gran cantidad de cobre en la aleación del bronce del ejemplar. A12. Estilete de bronce (inv. 29213). Long. 14 cm. Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto por cabeza, mango y punta. La cabeza, de 0,9 cm. de longitud por 0,7 de anchura máxima, presenta forma de espátula triangular. El mango, de sección circular general pero en ocasiones tendente al rectángulo, muestra un grosor máximo de 0,4 cm., adelgazándose paulatinamente hacia la punta. Está decorado, ya próximo a la cabeza, por varias líneas paralelas, algunas de ellas casi imperceptibles, lo que las hace difícil de cuantificar de manera exacta. En uno de sus fren494 Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) tes, dichas líneas se ven atravesadas por un largo surco de apariencia incidental. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, hallándose ligeramente desgastada. Comentario: La extrema longitud del ejemplar contrasta con la del resto de los ejemplares catalogados, aproximándose únicamente a la constatada en la pieza A10. A13. Estilete de bronce (inv. 29287). Long. 8,7. Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto por cabeza, mango y punta. La cabeza, de en torno a 1 cm. de longitud por 0,8 de anchura máxima, muestra forma de espátula triangular. El mango, de sección cuadrada general pero en ocasiones tendente al círculo, presenta un grosor máximo de entre 0,3 y 0,4 cm., careciendo de cualquier tipo de decoración. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, hallándose ligeramente desgastada. Comentario: La sección cuadrada de la pieza constituye una excepción entre los estiletes catalogados, resultando especialmente útil de cara a la sujeción del objeto en el momento de su empleo. Su longitud lo hace adecuado tanto para su uso infantil como adulto, si bien tiende quizá más hacia lo primero. A14. Estilete de bronce (inv. 29212). Long. 7,3 cm. Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Fragmento de estilete, correspondiente a la cabeza y parte del mango del mismo. La cabeza, conformada paulatinamente durante 2 cm. a partir del mango y con 0,8 cm. de anchura máxima, muestra una forma espatulada algo irregular, aunque tendente al triángulo, con el filo levemente curvado. El mango, de sección circular y con un grosor regular de 0,3 cm., carece de cualquier tipo de decoración en la parte conservada. Comentario: Parece un ejemplar de tosca factura, pudiendo su cabeza haber sido confeccionada a partir de la simple percusión sobre un vástago inicial. A15. Estilete de bronce (inv. 34233). Long. 8,5 cm. Procedencia: Alcazaba (Campaña 1986). Cata C1 (derribo del muro). Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) Instrumentos de escritura en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida: estiletes y espátulas Descripción: Fragmento de posible estilete, correspondiente a la cabeza y parte del mango del mismo. La cabeza, conformada paulatinamente durante 2 cm. a partir del mango y con 0,7 cm. de anchura máxima, muestra una forma espatulada algo irregular, aunque tendente al triángulo, con el filo levemente curvado. El mango, de sección circular y con un grosor regular de 0,3 cm., es aparentemente liso, si bien las múltiples concreciones presentes en la pieza impiden determinar si contó con algún tipo de decoración. Comentario: La base de datos del Museo interpreta el objeto como un instrumento médico, y más específicamente como una sonda, a partir de las indicaciones ofrecidas en la obra de Borobia Melendo sobre el material médico en la Hispania romana. Nosotros, aunque sin una seguridad plena, preferimos interpretarlo como un posible estilete de escritura. Al igual que las piezas A14 y A16, parece un ejemplar de tosca factura, pudiendo su cabeza haber sido confeccionada a partir de la simple percusión sobre un vástago inicial. A16. Estilete de bronce (inv. 13222). Long. 8,6 cm. Procedencia: Alcazaba. Muralla junto al río. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por cabeza, mango y punta. La cabeza, conformada paulatinamente durante 1 cm. a partir del mango y con 0,5 cm. de anchura máxima, muestra una forma espatulada algo irregular, aunque tendente al triángulo, con el filo ligeramente deteriorado. El mango, de sección circular, con un grosor regular de 0,3 cm. y doblado en su tercio inicial, carece de cualquier tipo de decoración. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, hallándose ligeramente desgastada. Comentario: La ficha de la base de datos del Museo interpreta el objeto como un instrumento médico, y más específicamente como una sonda, a partir de las indicaciones ofrecidas en la obra de Borobia Melendo sobre el material médico en la Hispania romana. Nosotros preferimos interpretarlo como un posible estilete de escritura. Como las piezas A14 y A15, parece un ejemplar de tosca factura, pudiendo su cabeza haber sido confeccionada a partir de la simple percusión sobre un vástago inicial. A17. Estilete de bronce e hierro (inv. 14233). Long. 12,7 cm. Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa). Descripción: Fragmento de estilete, correspondiente al mango y parte de la punta del mismo. La parte visible del mango al parecer está compuesta por dos piezas, una mayor y otra menor, estando la mayor inserta en la menor. Esta última, situada en la zona de la cabeza, tiene 3,3 cm. de longitud y un grosor regular FIGURA 5 Estiletes de hierro. De izquierda a derecha, nº cat. A17 a A24 (Fotografía A. Osorio Calvo). 495 RAFAEL SABIO GONZÁLEZ y JAVIER ALONSO de 0,4 cm. La otra pieza, prolongada durante 9 cm. antes de introducirse en la anterior, se inicia con un grosor de entre 0,3 y 0,4 cm., aumentando hacia la punta hasta alcanzar los 0,5 cm. Tanto una pieza como la otra presentan una superficie lisa, careciendo de cualquier tipo de decoración. El mango termina en un frente plano del que surge la punta, conservada sólo parcialmente. A lo largo del mango y en la zona de la cabeza se observan varias protuberancias producto de la oxidación propia de los objetos férreos. Comentario: La pieza puede identificarse con un estilete en función de su punta, muy similar a la que debieron tener los ejemplares A3 y A4. Respecto a la materia en la que está realizada, que ha ofrecido dudas respecto a su catalogación, parece consistir en una combinación de hierro y bronce: el hierro se emplearía en el núcleo y la punta, otorgando solidez al estilete, mientras que el bronce se superpondría a éste por medio de las dos piezas referidas, brindándole un acabado más estético y aparente. Tal combinación de materiales explicaría la presencia de óxido de hierro en varios puntos de la pieza pese a que ésta, en sus frentes sin óxido, muestre claramente la pátina verdosa propia del bronce. A18. Estilete de hierro (inv. 14232). Long. 11,3 cm. Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa). Descripción: Ejemplar casi completo, compuesto de cabeza y mango. La cabeza, de 1 cm. de longitud por 0,7 de anchura máxima, presenta forma de espátula trapezoidal. El mango, de sección circular y con un grosor regular de 0,5 cm., es aparentemente liso, si bien las múltiples concreciones presentes en la pieza impiden determinar con seguridad si contó con algún tipo de decoración. En la zona de la punta concluye en un frente plano. Comentario: Tanto por su longitud como por la aparente regularidad del frente plano en el que culmina en uno de sus extremos, se podría aseverar que la pieza se halla prácticamente completa, excepción hecha de la punta en cuestión, que aunque no podría asegurarse con rotundidad, parece haber surgido del frente plano como una pieza de grosor mucho más fino que el del mango. A19. Estilete de hierro (inv. 14234). Long. 11 cm. Procedencia: Columbarios (procedencia dudosa). 496 Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) Descripción: Ejemplar casi completo, compuesto de cabeza y mango. La cabeza, de 0,9 cm. de longitud por 0,7 de anchura máxima, presenta forma de espátula trapezoidal, hallándose fragmentada en una de sus mitades. El mango, de sección circular y con un grosor regular de 0,5 cm., es aparentemente liso, si bien las múltiples concreciones presentes en la pieza impiden determinar con seguridad si contó con algún tipo de decoración. Comentario: La longitud de la pieza, muy similar a la del ejemplar A18, podría señalar que nos hallamos ante un estilete prácticamente completo. No obstante, la ausencia de una terminación clara en la zona de la punta nos obligan a mantener ante dicha consideración un margen de dudas mayor que respecto al ejemplar descrito en la ficha precedente. A20. Estilete de hierro (inv. 6519). Long. 12 cm. Procedencia: Necrópolis oriental. Zona de las viviendas protegidas. Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. La cabeza, de 1 cm. de longitud por 0,5 de anchura máxima, presenta forma de espátula trapezoidal. El mango, de sección circular y con un grosor regular de 0,5 cm., está decorado en su punto de unión con la cabeza por medio de varias líneas paralelas, siendo éstas difíciles de cuantificar debido a las múltiples concreciones presentes en la pieza. El resto del mango es aparentemente liso, si bien las referidas concreciones impiden determinar con seguridad si contó con algún tipo de decoración. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, disminuyendo por espacio de 1,5 cm. hasta su conclusión, donde muestra cierto desgaste. Comentario: Se trata de un ejemplar estereotípico dentro de los estiletes de hierro catalogados fuera de la Península Ibérica, tanto por la forma de su cabeza como por la de su punta. A21. Estilete de hierro (inv. 7647). Long. 12,6 cm. Procedencia: Desconocida (Almacén del teatro romano). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. La cabeza, de aproximadamente 1 cm. de longitud por 0,6 de anchura máxima, presenta forma de espátula trapezoidal. El mango, de Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) Instrumentos de escritura en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida: estiletes y espátulas sección circular y con un grosor regular de en torno a 0,5 cm., es aparentemente liso, si bien la múltiples concreciones presentes en la pieza impiden determinar con seguridad si contó con algún tipo de decoración. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, disminuyendo progresivamente hacia su terminación, de la que podría haberse perdido una porción difícil de cuantificar. Comentario: La pieza se encuentra en muy mal estado de conservación, lo cual no impide que pueda ser catalogada como un estilete gracias a la forma espatulada presente en uno de sus extremos, así como a la percepción de cierto adelgazamiento progresivo en la zona de la punta. En base a sus rasgos tipológicos podríamos concluir que su forma sería en origen muy similar a la del ejemplar A20. Cabe destacar en fin que su cabeza (o al menos por lo que puede desprenderse del estado actual de la pieza) parece haberse confeccionado a partir de un simple afilamiento efectuado en el extremo de una varilla de hierro, mostrando prácticamente el mismo grosor que el mango. A22. Estilete de hierro (inv. 29289). Long. 11,7 cm. Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. La cabeza, de aproximadamente 2 cm. de longitud por 1,7 de anchura máxima en la parte conservada, presenta forma de espátula triangular. El mango, de sección circular, presenta un grosor máximo de 0,4 cm., adelgazándose paulatinamente hacia la punta. Está decorado en su punto de unión con la cabeza por medio de varias líneas paralelas, siendo éstas difíciles de cuantificar debido a las múltiples concreciones presentes en la pieza. El resto del mango es aparentemente liso, si bien las referidas concreciones impiden determinar con seguridad si contó con algún tipo de decoración. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, disminuyendo progresivamente hacia su terminación. Comentario: En el presente ejemplar es de destacar el desproporcionado tamaño de su espátula, que restituyendo el perfil de los elementos perdidos podría haber alcanzado incluso los 2 cm. de anchura. Ésta supera con creces el tamaño de la cabeza testimoniada en cualquiera de las piezas catalogadas en el pre- sente trabajo. El ejemplar cuenta en todo caso con paralelos tipológicos, siendo de destacar uno hallado en Briançon y datado entre el 300 y el 500 d.C. A23. Estilete de hierro (inv. 29438). Long. 9,1 cm. Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar completo, compuesto de cabeza, mango y punta. La cabeza, de aproximadamente 1,6 cm. de longitud por 1,2 de anchura máxima en la parte conservada, presenta forma de espátula triangular. El mango, de sección cuadrangular, presenta un grosor máximo de 0,4 cm., adelgazándose paulatinamente hacia la punta. Está decorado a base de líneas paralelas en determinados puntos de su recorrido, destacando la presencia de tal motivo en su separación con la cabeza y hacia la mitad de la pieza; no obstante, el estado de conservación del ejemplar impide determinar de manera exacta la totalidad de los puntos en los que se reitera dicho motivo, así como el número total de líneas que pueden llegar a componerlo. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, disminuyendo progresivamente hacia su terminación. Comentario: Valorando lo reducido de su longitud total, muy similar a la del ejemplar A13 de nuestro catálogo pero inferior en todo caso a la de las piezas A6 y A7 del mismo, el presente estilete podría asociarse, si bien con ciertas reservas, a un posible uso infantil. A24. Estilete de hierro (inv. 7654). Long. 8,1 cm. Procedencia: Desconocida (Almacén del teatro romano). Descripción: Ejemplar casi completo, compuesto de cabeza y mango. La cabeza, de aproximadamente 1,2 cm. de longitud por 0,9 de anchura máxima, presenta forma de espátula triangular, hallándose algo deteriorada en su extremo. El mango, de sección circular y con un grosor regular de en torno a 0,5 cm., es aparentemente liso, si bien la múltiples concreciones presentes en la pieza impiden determinar con seguridad si contó con algún tipo de decoración. La punta se desarrolla sin solución de continuidad respecto al mango, disminuyendo progresivamente hacia su terminación, de la que podría haberse perdido una porción difícil de determinar. 497 RAFAEL SABIO GONZÁLEZ y JAVIER ALONSO Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) Comentario: La ficha manual identificaba la pieza como una espátula, pero el estrechamiento de uno de sus extremos, unido a la forma de la cabeza, nos inclina a clasificarlo más bien como un estilete. Por otra parte y valorando su aparente longitud total, en principio similar a la de los ejemplares A13 y A23, podría asociarse a un uso infantil. Para más pormenores sobre esta apreciación consúltese el comentario de la ficha anterior. A25. Estilete de hueso (inv. 30046). Long. 9,4 cm. Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Ejemplar casi completo, compuesto de cabeza y mango. La cabeza, de 2 cm. de longitud por 0,8 de anchura máxima, presenta la forma de una mano abierta, al término de cuyos dedos sostiene una pieza de forma rectangular. El mango, de sección circular y con un grosor regular de en torno a 0,4 cm., es liso en su totalidad a excepción de en su punto de unión con la cabeza, donde se sitúa una línea incisa transversal al sentido del vástago. La punta se des- arrolla sin solución de continuidad respecto al mango, rematando en un semicírculo y careciendo de su terminación final. Comentario: El catálogo sistemático del Museo interpreta el objeto como una aguja de pelo. Sin embargo y atendiendo a la presencia de una suerte de tablilla en el extremo de los dedos, ciertas piezas similares a la nuestra han sido interpretadas como estiletes, ejerciendo la referida tablilla en tales casos la función del borrador. Existen otros ejemplares de hueso en el Museo consistentes en vástagos rematados por una mano. Dos de ellos (los A26 y A27 de nuestro catálogo), es posible que quepa interpretarlos también como estiletes. Pero frente a éstos, objetos como los que llevan el número de inventario 6341, 6668, 7140, 9731, 10056, 17297, 29050 y 35902 resultan imposibles de asociar a tal función debido sobre todo a la terminación no espatulada de su cabeza. Por lo que se refiere a la punta, nos falta la terminación final mediante la cual se posibilitara la realización de un trazo del grosor adecuado durante la escritura. Ello es un rasgo propio de los estiletes de hueso debido al FIGURA 6 Estiletes de hueso. De izquierda a derecha, nº cat. A25 a A29 (Fotografía A. Osorio Calvo). 498 Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) Instrumentos de escritura en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida: estiletes y espátulas rápido desgaste de su materia, lo cual no impide que, atendiendo a la forma general de la terminación, la punta en cuestión cobrase el aspecto de una prolongación de menor grosor que el mango, como sucede en el ejemplar A29 de nuestro catálogo. A26. Estilete de hueso (inv. 13216). Long. 9 cm. Procedencia: Alcazaba. Muralla del río. Descripción: Fragmento de posible estilete, correspondiente a la cabeza y parte del mango del mismo. La cabeza, de 0,7 cm. de longitud por 0,5 de anchura, presenta la forma de una mano abierta, habiéndose perdido la prolongación del pulgar y quizá también la terminación de los restantes dedos. La representación de estos últimos se ha llevado a cabo por medio de simples incisiones en su cara superior, las cuales en cualquier caso no llegan a perforar su contorno de manera individualizada. El mango, de sección circular, presenta un grosor máximo de 0,4 cm., estrechándose levemente en su punto de unión con la cabeza y adelgazándose paulatinamente hacia la punta, donde se interrumpe debido a la fractura de la pieza. Es liso en su práctica totalidad, si bien poco antes del estrechamiento que precede a la cabeza se desarrollan una serie de líneas oblicuas flanqueadas por dos líneas transversales al sentido del vástago, motivos todos ellos incisos. Comentario: No puede aseverarse con certeza plena la identificación del presente objeto como estilete. Sin embargo, la unión de los dedos permitiría adoptar a su término una forma espatulada apta para su uso como borrador, sin necesidad de requerir como en el estilete de la ficha precedente la presencia de una pieza auxiliar. Es ello lo que nos conduce, junto con la existencia de ciertos paralelos externos, a considerar plausible la inclusión del ejemplar dentro de nuestro catálogo. Para otras cuestiones asociadas a los estiletes de hueso con cabeza en forma de mano véase el comentario de la pieza A25. A27. Estilete de hueso (inv. 31333). Long. 9,7 cm. Procedencia: Casa del Anfiteatro. Torre del agua. Nivel I, capa 6. Descripción: Fragmento de posible estilete, correspondiente a parte de la cabeza y el mango del mismo. La porción conservada de la cabeza, de 0,5 cm. de longitud máxima por 0,5 de anchura, conserva el arranque de una mano abierta, y más particularmente del pulgar, habiéndose perdido la práctica totalidad de los restantes dedos, que se desarrollaban conjuntamente y aparte de este último. El mango, de sección circular y con un grosor regular de 0,6 cm., se estrecha levemente en su punto de unión con la cabeza. Éste muestra en su desarrollo hasta tres registros decorativos de la cabeza a la punta, separados por espacios lisos y constituidos siempre por motivos incisos: el primero consiste en cuatro líneas paralelas, dispuestas transversalmente al sentido del vástago; el segundo, a 1,3 cm. del primero, consiste en una línea transversal flanqueada por cortos trazos oblicuos; y el tercero, a 1,1 cm. del segundo e iniciado tras dos líneas transversales, consiste finalmente en motivos romboides conformados por el entrecruzamiento de líneas oblicuas. Durante el desarrollo del tercer registro, la pieza muestra una fractura que impide conocer tanto su longitud total como la forma de su punta. Comentario: Como ante la pieza A26, la clasificación del ejemplar como estilete resulta algo incierta: la pérdida de la terminación de la cabeza y de la punta impiden obtener una completa seguridad respecto a su adscripción funcional. No obstante, la forma en que se desarrolla el inicio de la mano y la longitud del total conservado no se contradicen con tal propuesta, resultando extremamente elocuente el que el motivo romboidal se produzca justo en el punto en el que podría ofrecer un mayor auxilio para la sujeción del la pieza en el momento de su manejo como estilete. Para lo referente a otras piezas con una cabeza similar pero que no es posible determinar como estiletes véase el comentario de la pieza A25. A28. Estilete de hueso y oro (inv. 30742). Long. 5,3 cm. Procedencia: Desconocida (posible fondo antiguo S/Nº). Descripción: Fragmento de posible estilete, correspondiente a parte del mango y la punta del mismo. El mango, iniciado en la zona de la fractura con un grosor máximo de 0,3 cm., va aumentando ligeramente hasta alcanzar los 0,4 en el punto de unión con la punta. Ésta parte de un frente liso, prolongándose por espacio de 1 cm. con un grosor estable de 0,3 cm. que va apuntándose en su tercio final tras un pequeño estrechamiento. Los dos tercios que preceden al 499 RAFAEL SABIO GONZÁLEZ y JAVIER ALONSO Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) mentado apuntamiento se inician con cuatro líneas paralelas incisas, hallándose recubiertos por una fina lámina de oro. Comentario: Resulta poco común la conservación de la punta de un estilete de hueso, algo sin duda alguna motivado por el rápido desgaste que podía sufrir la materia con la que se hallaba realizado en caso de ser fina y sufrir una prolongada fricción sobre otra materia. Sin embargo el presente ejemplar, de poder identificarse en efecto como el instrumento de escritura que creemos que es, la habría mantenido de una manera fuera de lo habitual en virtud de la forma con la que habría sido elaborado, esto es, manteniendo un notable grosor hasta casi su terminación y reforzándose en gran parte de su recorrido con la lámina de oro que hemos descrito. Las incisiones al inicio de la punta impedirían su desprendimiento, mientras que la presencia del metal noble, al margen del sentido utilitario que le hemos atribuido, no dejaría de aportar al ejemplar cierto aspecto estético y elegante. En fin, el engrosamiento del mango que precede a la punta podría estar orientado a facilitar la sujeción de la pieza durante su uso. A29. Estilete de hueso (inv. 32184). Long. 11,9 cm. Procedencia: Alcazaba (Campaña 1985). Descripción: Ejemplar casi completo, compuesto por cabeza, mango y parte de la punta. La cabeza, desarrollada sin solución de continuidad respecto al mango, presenta una terminación semicircular algo apuntada, y aunque no parece fracturada, sí parece haber sufrido un severo desgaste que impide determinar su forma original. El mango, de sección circular, se inicia en la zona de la cabeza con 0,4 cm. de grosor y va aumentando hasta adquirir poco antes del centro de la pieza y tras un resalte casi imperceptible los 0,7 cm. A partir de aquí disminuye paulatinamente hacia la punta, donde alcanza de nuevo los 0,4 cm. del inicio justo en el momento en el que remata en un frente plano. La totalidad del mango carece de decoración. Finalmente la punta, iniciada tras una notable disminución de grosor a partir del citado frente plano, apenas se conserva bajo la apariencia de un pequeño punto semicircular. Comentario: Como en la pieza anterior, sorprende la conservación de la punta del ejemplar, lo que prácticamente determina su catalogación como estilete. En este caso, sin embargo, el leve grosor de la misma debe de haber propiciado su rápido desgaste, llegando a reducirse hasta su mínima expresión en el momento de su abandono. El empleo de puntas como ésta permitiría mantener un trazo fino durante un razonable FIGURA 7 Espátulas de cera. De izquierda a derecha, nº cat. B1 a B3 (Fotografía A. Osorio Calvo). 500 Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) Instrumentos de escritura en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida: estiletes y espátulas margen de uso de la pieza, pero sin embargo imposibilitaría prolongar su utilización más allá de su completo desgaste. Por lo demás, el estrechamiento del ejemplar en su parte posterior facilita de algún modo su sujeción en el momento de su manejo. B) Espátulas B1. Espátula de bronce (inv. 4860). Long. 7,4 cm. Procedencia: Desconocida (Almacén del teatro romano). Descripción: Ejemplar casi completo, compuesto por parte de la cabeza, mango y hoja. De la cabeza, desarrollada en sentido transversal respecto al mango y la hoja, se conserva apenas una pequeña porción que mide aproximadamente 5 cm. de longitud máxima por 5 de anchura. El mango, de sección circular algo irregular y con 0,6 cm. de grosor máximo, se prolonga por espacio de unos 1,8 cm. La hoja, en forma de triángulo isósceles y con los lados mayores levemente curvados hacia el interior, se inicia tras una inflexión en la que el perfil irregular del mango pasa a adoptar una sección claramente rectangular. Desde este punto, en el que la pieza mide 0,7 cm. de anchura por 0,4 de grosor, la hoja va aumentando hacia su terminación, al tiempo que disminuye en grosor hasta concluir en el filo. Uno de sus ángulos está partido, de modo que aunque alcance en la zona del filo los 2,9 cm. de anchura máxima, pudo prolongarse originalmente hasta los 3,5. Comentario: La catalogación de la pieza como espátula de cera presenta algunas dudas. Puede de hecho esgrimirse en contra de tal adscripción el serio desgaste que presenta en la cabeza y el mango, cuyo deterioro parece ser producto del ejercicio de una notable percusión. Ello nos conduciría por tanto a barajar su empleo como instrumental médico, en cuyo ámbito se tiene atestiguado el uso de espátulas de bronce como instrumentos de corte. No obstante y ante la presencia de paralelos tipológicos, así como valorando muy especialmente el desarrollo particular de la cabeza, hemos estimado que ante un grado de dudas razonable resultaba de interés la inclusión de la pieza en nuestro catálogo. B2. Espátula de hierro (inv. 17149). Long. 11,6 cm. Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por cabeza, mango y hoja. La cabeza, desarrollada en sentido transversal respecto al mango y la hoja, presenta una forma rectangular de 2,2 cm. de longitud máxima por 2 de anchura. En su unión con el mango, el rectángulo de la cabeza va estrechándose hasta adoptar la forma aplanada del mango en cuestión, con un ancho regular de 2,2 cm. y una longitud de 3. La hoja, en forma de triángulo isósceles, se inicia sin solución de continuidad respecto al mango, aumentando por espacio de 8 cm. hasta el filo. Uno de sus laterales presenta una pequeña rotura, de modo que aunque alcance en la zona del filo los 3,8 cm. de anchura máxima, pudo prolongarse originalmente hasta los 4. En varios puntos de la pieza se aprecia un acabado de tonalidad plateada. Comentario: Se trata del único ejemplar que podemos adscribir con casi total seguridad como espátula de cera dentro de nuestro catálogo. Su forma presenta numerosos paralelos, sobre todo en lo referente a su cabeza, con su típica forma rectangular aplanada. B3. Espátula de hierro (inv. 17151). Long. 11,6 cm. Procedencia: Casa del Mitreo. Descripción: Ejemplar completo, compuesto por cabeza, mango y hoja. La cabeza presenta forma cónica, con un diámetro máximo de 1,2 cm. En su unión con el mango, se estrecha hasta alcanzar su mismo grosor. El mango en cuestión, de sección circular, muestra un ancho regular de unos 0,8 cm. y un grosor de 0,7 prolongándose por espacio de unos 4 cm. hasta el inicio de la hoja. Esta última, en forma de triángulo equilátero e iniciada sin solución de continuidad en el mango, va aumentando hacia su terminación, al tiempo que disminuye en grosor hasta concluir en el filo. Con una longitud máxima de unos 7 cm., la anchura máxima del filo en cuestión alcanza los 7,2 cm. No obstante, su parte terminal se muestra bastante deteriorada, impidiendo apreciar el punto exacto de su conclusión, así como la anchura máxima que pudo alcanzar en la misma. En varios puntos de la pieza se aprecia un acabado de tonalidad plateada. Comentario: No hemos hallado paralelos tipológicos para el presente ejemplar dentro del ámbito de los instrumentos de escritura. No obstante, su acabado y el contexto de su hallazgo, fuertemente vinculado con el del ejemplar B2, indican que pudo tener algún tipo de 501 RAFAEL SABIO GONZÁLEZ y JAVIER ALONSO relación con este último, pudiendo atender a una función concreta en un juego de piezas destinadas a una misma función. Siendo incierto el papel exacto del presente objeto, lo más lógico es pensar, a partir del anterior, que se empleara también como espátula de cera. 3. CONCLUSIONES Antes que nada y dado que nos estamos centrando en los fondos de una institución cuyas colecciones se hayan íntimamente vinculadas con los hallazgos producidos casi exclusivamente en el solar de la ciudad en la que se encuentra ubicada, debemos realizar una observación relativa al contexto general de las piezas: éste, como indicábamos al presentar el catálogo, debe ser el solar de Mérida y su entorno inmediato. Más allá de esta apreciación, poco ha podido añadirse. Las colecciones del Museo se nutren básicamente de las excavaciones practicadas en la ciudad entre avanzado el siglo XIX y los años 80 del siglo XX, con lo que la remisión a contextos claros sólo es posible para las piezas extraídas en fechas más bien cercanas. Prácticamente la mitad de las colecciones del Museo cuentan con un contexto específico bien determinado. Pero otras muchas piezas pertenecen a excavaciones antiguas, o incluso carecen de datos respecto al momento y las circunstancias de su ingreso, incluyéndose por desgracia dentro de este grupo la gran mayoría de las piezas aquí presentadas. De los pocos contextos conocidos debemos destacar la concentración de ejemplares en la Casa del Mitreo, en cuyas excavaciones se hallaron tanto los estiletes A2 y A5 como la pareja de espátulas B2 y B3: la llamada Casa del Mitreo es un caso singular sin duda alguna. Su excavación, inédita aún hoy día, ofreció una inmensa cantidad de materiales por los que parece colegirse que la vivienda sufrió una destrucción en cierto modo repentina, correspondiéndose muchos de los objetos hallados en su interior al mobiliario y el ajuar doméstico de la misma. Además, su propietario pareció ser una persona ilustrada, al menos en el momento de la confección del mosaico cosmogónico, el cual debe corresponderse a la etapa final de la casa: sólo una figura altamente instruida podría concebir un programa tan complejo 502 Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) como el que en él se representa, y a tal efecto el hallazgo de instrumentos de escritura en su morada no deja de resultar un dato, si no sospechosamente acorde, al menos no discordante con lo afirmado. Un contexto afín al precedente lo ofrece la llamada Casa del Anfiteatro. Sin embargo y por contraste, de ella únicamente procede un ejemplar, el A27, que además resulta algo incierto respecto a su segura adscripción como estilete. El enorme solar de la Alcazaba incluye también ámbitos domésticos en su interior, pero no parece ser de ellos de donde procederían las piezas excavadas en su recinto. De los cuatro estiletes localizados durante el curso de las numerosas campañas emprendidas en ella (A15, A16, A20 y A29), aquellos con un contexto más específico dentro de su solar apuntan a su pertenencia a un antiguo e inmenso vertedero. Éste se hallaba notablemente próximo a la gran manzana administrativa que en relación al foro colonial parecía iniciarse casi desde este punto y hasta el extremo opuesto de la ciudad. Y pese a que resulta difícil de aseverar, éste es un dato a tener en cuenta a la hora de valorar la posibilidad de que los múltiples ejemplares hallados en dicho vertedero pudieran haber estado vinculados a su uso previo en un ámbito administrativo. Dos piezas más se suman a las anteriores desde un contexto general más próximo al funerario: la A11 y la A20. En relación al ejemplar A11 ya comentamos detenidamente tal circunstancia, anunciando lo que aquí vendremos a concluir para ambas: que pese a que el área donde fueron halladas se incluía dentro de la zona de necrópolis de la ciudad romana, ello no es motivo suficiente para poder asegurar su pertenencia a un contexto funerario. Podrían haber pertenecido a un ajuar ciertamente, pero carecemos de datos precisos al respecto, y sabemos de la existencia en tales parajes tanto de viviendas suburbanas como de vertederos e industrias. A la incierta situación de estas dos piezas debemos sumar en fin, con mayores dudas si cabe, la de los ejemplares A17, A18 y A19: los tres declaran poder proceder de otro área de necrópolis, la conocida con el nombre de Los Columbarios, pero ésta procedencia se indica en los inventarios del Museo con ciertas dudas, y ello hace que para ellas Mérida excav. arqueol. 2005, 11 (2015) Instrumentos de escritura en las colecciones del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida: estiletes y espátulas carezcamos incluso de un contexto de hallazgo más o menos seguro. tando a un tiempo una decoración más trabajada (Schaltenbrand-Obrecht 2009, 12). Al no estar documentados de manera precisa los lugares donde se hallaron los estiletes emeritenses, no podemos determinar las características socioculturales que de su presencia se podrían deducir. Contamos, eso sí, con el paralelo de Augusta Raurica en un estudio de Schaltenbrand-Obrecht que se publicará a inicios de 2011 y del cual tenemos algunas noticias. Los lugares de hallazgo se sitúan en las vías cercanas a esta ciudad, en las Gräbenstrassen, así como en las cercanías de los pórticos. Es curioso añadir desde las conclusiones de tal trabajo el dato de que, cuando se asocian a un uso doméstico, han tendido a aparecer no en las domus más lujosas sino en las más humildes: en ellas los estiletes, al caer, se perderían en el barro, mientras que sobre pavimento de mosaico de una domus señorial se encontrarían más fácilmente. Según las consideraciones de Henson y Conolly, al enumerar unos setenta yacimientos en Inglaterra donde se han encontrado estiletes (una veintena correspondientes a villas y una cincuentena a otro tipo de asentamientos rurales), estos instrumentos fueron usados por un amplio espectro social, siendo de interés reseñar su aparición en un alto número de asentamientos humildes, de lo cual se puede deducir que el acceso a los materiales de escritura, y lógicamente a la formación que conllevaba su uso, no se limitaba a las élites sociales (Hanson 2002, 155). De entrañar algún tipo de caracterización cronológica, entre las piezas analizadas debe destacarse la enorme similitud de los motivos empleados en el vástago de los ejemplares A1 y A2 del presente catálogo, y no sólo por la naturaleza de los motivos en cuestión, sino también por la forma en la que son tratados. Sólo el orden en el que se suceden, al menos en atención a la porción conservada del segundo ejemplar, resulta distinto. La afinidad de los motivos entre ambas es posible que denote su fabricación en un contexto temporal y espacial semejante, siendo plausible que hayan sido elaboradas incluso en un mismo taller. No puede llegar a determinarse si dicho taller es local o si se trata de objetos importados. Pero por contraste sí sabemos que la segunda de las piezas fue hallada en la Casa del Mitreo, y ello, unido al posible abandono de esta última ya durante el Bajo Imperio, no viene sino a verificar la posible cronología tardía que Schaltenbrand Obrecht propone para los ejemplares extremamente decorados. Cronológicamente, difícil precisar algo concreto. Tanto los estiletes como las espátulas fueron usados sincrónicamente a las tablillas de cera, y ello entraña un amplísimo margen temporal que ocupa por lo pronto la totalidad del periodo romano en la vida de Augusta Emerita. Frente a la opinión inicial de que los ejemplares más decorados eran los más tempranos, hoy día se tiende a pensar lo contrario, y una autora como la ya citada Schaltenbrand Obrecht llega a afirmar a tal efecto que si durante el Alto Imperio eran más largos, finos y sobrios, en el Bajo Imperio tendieron a adoptar formas más cortas y gruesas, presen- En relación al tope temporal máximo, debemos destacar el hecho de que en Francia hayan sido hallados ejemplares con tipologías muy afines a las de algunas de nuestras piezas cuya cronología, en función de su contexto de hallazgo, ha podido fijarse en plena época carolingia (siglos VIII-IX)47. Con ello no pretendemos retrasar nuestras piezas hasta una fecha tan avanzada, pero sí hacer una llamada al uso continuado de los instrumentos de escritura asociados a las tablillas de cera, uso que, por lo menos para el caso francés tenemos atestiguado hasta bien entrada la Edad Media. En otro orden de cosas, una teoría planteada desde Suiza (Augst) sostiene que la mitad septentrional del Imperio Romano primordiaba el uso de la cera frente al de la tinta en la meridional, alegando que el excesivo calor de estas últimas regiones impediría que fuera factible su uso durante los meses de estío. A tal efecto 47 Aunque con la cabeza rectangular y menos desarrollada, podemos citar la existencia de una pieza con un desarrollo muy similar a nuestro A 10 en Poitiers. Vid. BERTRAND 2007, 30. 503 RAFAEL SABIO GONZÁLEZ y JAVIER ALONSO se acudía a la inexistencia de cajas de sellos en las provincias meridionales. Sin embargo, tal propuesta encuentra impedimentos tanto literarios como materiales: de una parte, sabemos por las fuentes que la cera era utilizada dentro del proceso de la edición de libros en la mitad sur del Imperio (de hecho Cicerón, en sus cartas a Ático, le apremia a que envíe la revisión de una de sus obras para ver los trozos de cera con la cual marcaba el texto que le recomendaba revisar48); y ratificando tal situación desde el prisma de los indicios materiales, sólo con el nutrido repertorio presentado en nuestro catálogo creemos poder fundamentar con contundencia el uso masivo de las tablillas de cera en un ambiente tan meridional y caluroso como lo fue el de la antigua capital de Lusitania. Para concluir, debemos decir que nuestra esperanza se cierne en las excavaciones llevadas a cabo en los últimos años por los arqueólogos del Consorcio de la Ciudad Monumental de Mérida, en cuyos almacenes cabe sin duda poder encontrar más ejemplares instrumenta scriptoria, sobre todo estiletes. De hecho, algunos miembros de esta institución nos han informado que en sus excavaciones sí han encontrado ejemplares parecidos a los aquí presentados. Así mismo, tenemos noticias certeras de estiletes hallados en villas romanas situadas en el antiguo territorio emeritense. Nuestro estudio se ha centrado en los materiales localizados tan sólo en una de las instituciones encargadas de la custodia del patrimonio de la ciudad de Mérida. Extenderlo a otros puntos de la provincia Lusitania, o aún de la Península Ibérica, resultaría de lo más sugestivo y atrayente. Es largo el camino para poder ponernos a la altura de la investigación en la materia ya desarrollada en otros países. 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